lunes, 2 de noviembre de 2009

Pedro Lira


Pintor chileno. Nació en Santiago el 17 de mayo de 1845 y murió en la misma ciudad el 20 de abril de 1912. Pertenece a la Generación de los Grandes Maestros de la Pintura Chilena.

El contacto directo con la pintura francesa produjo en él permanentes mutaciones estilísticas, cultivando casi todas las tendencias recorridas por la pintura europea durante el siglo XIX, pasando del romanticismo ("La carta"), el naturalismo ("El niño enfermo", 1902) y el idealismo.

Fue organizador de las primeras exposiciones artísticas del país, como la Exposición del Mercado en 1872 y colaboró en la primera Exposición exclusivamente nacional en 1884.

Fue uno de los fundadores de la Unión artística en 1885 que creó el Museo Nacional de Bellas Artes en la Quinta Normal donde funcionaron los Salones Anuales de Pintura durante 25 años.


La carta

Autor: Pedro Lira
Técnica: Óleo sobre tela
Colección: Museo Nacional de Bellas Artes

Una reminiscencia romántica envuelve esta obra de Lira que rodea la figura femenina en un ambiente que recuerda una época pasada. Lo literario se hace presente cuando da cuenta de un momento específico de una historia. La pintura es influencia de la academia francesa muy apegada a temáticas poseídas por el misterio. Sin embargo, la acertada composición y la densidad pictórica de los paños dan cuenta de la maestría técnica alcanzada por el pintor.


La escultura en chile


Hasta aproximadamente fines del siglo XVIII se puede apreciar que las manifestaciones artísticas y culturales en Chile y en el resto de Latinoamérica habían estado claramente determinadas por la visión de mundo y concepción integral del hombre propias del pensamiento colonial: esto es, con un notorio sentido religioso que subordinaba de una manera fundamental todas las actividades humanas.

Sin embargo, un acelerado proceso de sincretismo hispanoamericano, unido a una importante corriente artística creciente, el retrato civil, se perfilan como antecedentes de lo que sería el arte del siglo XIX o republicano, cuando se produce un marcado giro en el eje conceptual del artista, resultado de un nuevo contexto histórico definido por los procesos de independencia de las colonias americanas.

Decisivo rol jugaron en estos cambios las ideas de la llustración que llegaron a los americanos, trayendo consigo un marcado sello laico que poco a poco fue reemplazando a la preponderancia religiosa y que jugó, finalmente, un papel fundamental en la más importante idea republicana: la exaltación de los valores de la República como nueva forma de gobierno que reemplazaba a la caduca monarquía.

El comienzo de este arte


En el devenir de su historia, la pintura ha adoptado diferentes formas, según los distintos medios y técnicas que la han guiado y se han convertido en propios de cada una de ellas. Hasta el siglo XX, la pintura se apoya, casi invariablemente, en el arte del dibujo. En occidente, la pintura al fresco, que alcanzó su mayor grado de desarrollo a finales de la edad media y durante el renacimiento, se basa en la aplicación de pintura sobre yeso fresco o seco. Otra variedad antigua es la pintura al temple, que consiste en aplicar pigmentos en polvo mezclados con yema de huevo sobre una superficie preparada, que suele ser un lienzo sobre tabla.

Durante el renacimiento, la pintura al óleo vino a ocupar el lugar del fresco y del temple; tradicionalmente se pensaba que esta técnica había sido desarrollada a finales de la edad media por los hermanos flamencos Jan van Eyck y Hubert van Eyck, pero en la actualidad se cree que fue inventada mucho antes.

Otras técnicas de pintura son el esmalte, la encáustica, el gouache, la grisalla y la acuarela. En los últimos años se ha extendido el uso de las pinturas acrílicas, con base de agua, de rápido secado y que no se oscurecen con el paso del tiempo.